Lee la historia
Un hombre con delantal blanco desabotonado sale tambaleando del ascensor y cae en los brazos de Jack Putter. Jack no sabe que este hombre es un científico que acaba de tener éxito en su misión de encoger a un piloto de pruebas humano y su “nave” a un tamaño microscópico. Jack no sabe que un peligroso espía acaba de dispararle al científico. Jack no sabe que el científico tiene en su mano la jeringa que contiene al piloto y su nave reducidos a micrones. Sólo siente un tremendo dolor cuando el científico le clava la aguja e inyecta en su sangre el contenido de la jeringa.
El teniente Tuck Pendleton, el piloto de pruebas que esperaba ser inyectado en la corriente sanguínea de un conejo encerrado en un laboratorio ultrasecreto, pronto descubre que ha sido introducido en el cuerpo de un empleado hipocondríaco que trabaja en un supermercado y sufre de pesadillas, numerosas alergias y tremendos problemas nerviosos. A medida que transcurren las horas, Jack descubre que su cuerpo está habitado por un piloto impetuoso y fanfarrón al que le entusiasma la aventura y le gusta regirse por sus propias reglas.
Siguiendo instrucciones de Pendleton, que ve a través de sus ojos y escucha por medio de sus oídos, Jack comienza a hacer cosas que jamás habría hecho de no escuchar en sus tímpanos la voz del piloto. Le quita la pistola a uno de los “chicos malos” y lo deja tendido, inconsciente, de un golpe. Abre las puertas de la caja de un camión frigorífico donde estaban trasladándolo como prisionero, y salta sobre un auto que lo está esperando. Le asesta un golpe certero a uno de los malos y lo deja atado en la bañera. Jack Putter, bajo la influencia de Pendleton, se convierte en un héroe bravucón que rebosa de confianza en sí mismo y es capaz de hacer cosas que nunca antes había soñado.
Este fantástico relato es la trama de la película Viaje Insólito (En el espacio interior), filmada por Steven Spielberg en 1987, con Dennis Quaid como Tuck Pendleton y Martin Short como Jack Putter. También se asemeja mucho a la vida vertical.
El adolescente o joven que ha experimentado la nueva vida en Cristo, recibe, en el momento de nacer de nuevo, al Espíritu Santo. Cristo mismo, por medio del Espíritu Santo, viene a vivir dentro del nuevo creyente. “En aquel día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.” (Juan 14:20).
Si has recibido el perdón de pecados y la salvación por medio de Jesucristo, tienes algo infinitamente mejor que un valiente piloto de pruebas viviendo en tu interior: ¡tienes a Cristo mismo!
En ti está viviendo el Cristo crucificado, que “al pecado murió de una vez por todas” (Romanos 6:10). En ti vive el Cristo resucitado, que “resucitó de los muertos por la gloria del Padre,... [a fin de que] nosotros también andemos en la vida nueva” (Romanos 6:4). En ti vive el Cristo reinante, “el cual nos ha sido hecho (...) sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Corintios 1:30).
Cristo es tu santificación. El Espíritu de Cristo, que vive en ti, es justo; por lo tanto, tú no tienes que "tratar" de ser justo; puedes dejar que él sea justo en ti y através de ti. El Espíritu Santo de Dios vive en ti por medio de la obra de Cristo; por lo tanto, tú no tienes que ser santo en tus propias fuerzas; puedes dejar que él poder de él sea lo santo que se manifiesta en ti. El poder de Dios te ha dado todo lo que necesitas para la vida y la piedad; por lo tanto, tú no tienes que hacer la parte que sólo Dios puede hacer; al recibir a Cristo, participas “de la naturaleza divina”, que te permite tener el poder de huir “de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia [malos deseos]” (2 Pedro 1:4).
Estrictamente hablando, entonces, la santificación no es algo que tú logras; es algo que Cristo logra en ti. La santidad no es algo que tú adquieres; es algo que Cristo, que vive en ti, ya posee y te hace partícipe. La vida vertical no es algo que tú haces; es el poder de la vida de Cristo que vive a través de ti.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”, testificó Pablo (Gálatas 2:20). Eso es vida vertical.
¿Recuerdas la escena de “El mago de Oz” en la que el perro de Dorothy, Toto, corre la cortina y revela que las palabras y acciones del “poderoso” mago eran controladas por un hombre que manejaba botones y palancas detrás de la pantalla? Bueno, si pudiéramos correr una cortina espiritual para revelar los secretos de hombres y mujeres de Dios a través de los siglos, “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad” (Hebreos 11:33, 34), descubriríamos que ellos no tenían santidad ni justicia propia, sino que eran guiados por el Espíritu de Cristo que vivía el poder de su vida santa a través de ellos.
Vivir en sentido vertical es nada más (y nada menos) que permitir que Cristo viva en ti, presionando los botones y moviendo las palancas de tu vida, día a día y momento a momento.
En tus propias palabras
Tómate unos momentos para aprender más, completando lo siguiente:
• Reordena las letras de las palabras escritas en negrilla en los siguientes versículos de la Biblia para determinar qué dicen acerca de si es posible una vida pura y en caso de que así sea, cómo se obtiene:
Y si el Eitruspí de aquel que tanevló de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que tanevló de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos trolames por su Eitruspí que mora en vosotros (Romanos 8:11).
Y esto pido en oración, que vuestro amor benuda aun más y más en caiceni y en todo tonomenicico, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis rosinces e berrispreniles para el día de Cristo, llenos de sutfro de cujitasi que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios (Filipenses 1:9-11).
• ¿Estás permitiéndole a Cristo que “presione los botones y mueva las palancas” de tu vida? Si no es así, ¿por qué?
Si estás dispuesto a permitirle que te controle por completo de adentro hacia afuera, pasa unos momentos en oración para decírselo. (Los próximos temas te explicarán en mayor detalle cómo dejar que Cristo viva en ti).